Iniciamos el año escolar y a muchos de nosotros se nos complica el día, ya que tenemos que cumplir el rol de padres, jefes del hogar, empresarios, empleados y a veces hasta de maestros en casa; y más aún con la situación actual en la que vivimos, lo que nos ha demandado hacer un arduo trabajo desde casa.

Cual garabatos de colores de niño preescolar se me vienen a la mente varias interrogantes: ¿Y ahora qué hago? ¿Cómo organizo mi tiempo? ¿Cómo ayudo a mis hijos? ¿Cómo les explico que tendrá una nueva rutina? Es muy normal que como padre me pueda sentir agobiado con la carga de actividades que se me viene encima y más aún si tengo un hijo pequeño y otro adolescente. La clave está en conversar con nuestros hijos, explicarles la situación sin alarmarnos, y desde luego saber organizarnos para afrontar y enfrentar este nuevo reto que se nos viene.

La primera recomendación sería: busquemos un espacio cómodo para poder conversar con nuestros hijos y explicarles lo que pronto van a vivir, si es posible en base a pictogramas, hacerles entender que dentro de poco la rutina cambiará; según la edad claro, debe quedar entendible qué de ahora en adelante verán nuevas caras, tendrán profesores que estarán pendiente de ellos y que algunas normas van a cambiar, además explicarles que así como nosotros, sus padres, debemos cumplir una serie de responsabilidades en el trabajo y en el hogar, ellos también lo tienen que hacer, en el colegio. ¡OK! ¡Ok! Sé que no es fácil explicarles; más aún, sabiendo que a mi pequeño hace poco le diagnosticaron TEA, pero hay que hacer el esfuerzo, ¿Quién más que nosotros que somos sus padres para explicarles con amor?

“No le puedo dar el tiempo que me pide”, “yo soy el culpable por no atender a mis hijos”. Estos pensamientos nos pueden venir a la mente, pero el sentirnos culpables por no poder darle la atención que necesitan, no significa que estemos haciendo mal las cosas, pues lo real es que también tenemos responsabilidades y tareas que cumplir; es por eso que debemos aprender a gestionar nuestro tiempo. Es de vital importancia tener un horario visible, tanto el de nosotros como adultos responsables, como el de nuestros hijos; y por qué no, un horario donde figuren las actividades que podemos hacer juntos, actividades diferentes como jugar videojuegos, cantar canciones, escuchar música, pintar, preparar un postre con ellos, etc. además de las rutinas diarias que ambos debemos hacer desde la primera hora del día como por ejemplo el aseo personal; mejor aún si le agregamos un tablón con puntajes acumulativos por cada logro para conseguir algún premio al final de la semana, quincena o mes; de esta manera se hace más divertido, hay una motivación especial y los objetivos se van cumpliendo poco a poco. En este punto también quiero recalcar que se deben establecer mediante acuerdo las reglas de convivencia adecuadas, además de explicarles cuándo y en qué momento nos pueden interrumpir o solicitar ayuda, recordemos que la mayoría de las interrupciones se deben al aburrimiento. Si todo esto lo plasmamos en dibujos y gráficos, ¡mejor aún!

¿Qué pasa cuando llega el final del día? Es ahí el mejor momento para cerrar con broche de oro, cuando logramos armonizar nuestro trabajo personal con nuestra labor de padre. Gestionemos momentos de plática, conversemos sobre nuestras actividades, como nos ha ido durante el día, qué tenemos pendiente, revisemos el horario juntos, anotemos los puntos ganados, hagamos observaciones o sugerencias, agreguemos momentos de ocio con ellos, así como estimular habilidades de aprendizaje de manera lúdica.

No podemos cambiar el mundo, pero sí podemos cambiar nuestro mundo y hacer de nuestro hogar un lugar acogedor, teniendo siempre como claves: la organización, comunicación asertiva y mucha flexibilidad para poder adaptarnos a los cambios.

Mg. Eduardo Daney Castañeda Pereira

Profesor de Primaria – I.E. María Nicole.

CPPe N° 1518210668

Especialista en Motricidad Orofacial, Voz y Tartamudez

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